El síndrome de Down, aparte de una serie de características físicas propias, que con más o menos detalle todos conocemos, conlleva siempre un retardo intelectual. La importancia del mismo dependerá en muy buena parte del modo en que el niño se desarrolle, de su entorno familiar y de la educación que reciba. Hay una gran escala de posibilidades y por supuesto, cuanto más atención y amor se le dedique, sin que ello suponga un deterioro del equilibrio familiar (en ocasiones quizá excesivamente inclinado hacia este miembro que parte con una mayor desventaja), tanto más brillantes serán los resultados que se alcance.
El síndrome de Down no se puede curar. No hay ninguna medicina ni tratamiento que pueda eliminar el cromosoma extra (presente en todas las células de su organismo), pero no podemos descartar que en el futuro se encuentre algún tipo de solución que, al menos combata en parte los efectos sobre el desarrollo y la fisiología que esa ‘sobredosis genética’ provoca.
TÚ ERES UNA PIEZA CLAVE
Es muy importante que desde el instante del nacimiento, se procure el contacto físico con el bebé. Esto será la base para que después se vayan fortaleciendo los vínculos afectivos; darle de lactar también será una ayuda importante para establecer la primera comunicación físico-afectiva con el recién nacido, el cual necesitará de besos y caricias tanto como del alimento diario.
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